COMPATIBILIZAR DOS DEPORTES INCOMPATIBLES SOBRE EL PAPEL

Así puedes ser un crack en running y escalada a la vez

¿Alguien piensa que entrenar en un rocódromo con series de búlder, dominadas con lastre y campus va a hacer que sea mejor corredor?

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Ron Kauk en plena escalada | Getty Images

¿Habría alguien dispuesto a añadir unas series de suspensiones en regletas a su entrenamiento para la próxima maratón en primavera, o, ya puestos, para un trail por los Pirineos? Suena absurdo: todos entendemos lo inútil que es un entrenamiento específico para un deporte si lo que se quiere es mejorar en otro, especialmente cuando uno es tan técnico como la escalada y otro requiere poco peso en la musculatura del tren superior y es tan agotador como la carrera.

En realidad, ser lo mejor posible en una disciplina como correr largas distancias, por montaña o carretera es simplemente imposible. Por ejemplo, cuando Ueli Steck ha batido sus propias mejores marcas de velocidad al subir y bajar en la vía clásica norte del Eiger de 1938 (probablemente la vía de escalada alpina más famosa y conocida del mundo), ha tenido que entrenar corriendo principalmente.

Fue Kilian Jornet quien le acompañó en una de las subidas anteriores (con récord incluido), haciendo de segundo los largos y tramos difíciles y él mismo cuenta que, visto sólo como esfuerzo de resistencia, no se trató de un paseo.

En su página web el mismo Steck contaba que el año siguiente dedicaría más tiempo al entrenamiento en escalada: ser capaz de alcanzar las principales dificultades de la pared corriendo y pasar por ellas sin problemas o subir en 60 días todos los cuatromiles de los Alpes le ha supuesto bajar el nivel máximo de escalada.

No sólo le ocurre a alguien, como Ueli, que tiende a la excelencia en todo lo que practica; es una experiencia que comparte cualquier escalador de cierto nivel que ha comenzado a preparar alguna prueba de fondo. Menos fuerza en brazos y espalda, articulaciones algo más rígidas y paradójicamente algo más de peso corporal (más masa muscular en el tren inferior)

Aun así, se puede ser un buen atleta en estos dos deportes: al fin y al cabo comparten el placer del movimiento y el aire libre. Son las dos facetas del movimiento sin gadgets por el medio natural, especialmente la montaña, así que mucho mejor si no hay que renunciar a ninguna de las dos.

Hay un pequeño número de corredores escaladores que compiten o tienen buenos resultados en las dos disciplinas, a condición de no ser muy bueno en las dos simultáneamente y dar preferencia en los entrenamientos a lo que estén preparando en ese momento.

Hay incluso quien mantiene buenos resultados en búlder y triatlón todo el año, a costa de hacer encaje de bolillos con entrenamiento y recuperaciones.

Como casi nadie está dispuesto a ese nivel de esfuerzo, y seguir periodizaciones es un incordio cuando ya bastante difícil es entrenar un rato al día, para la mayoría vale un entrenamiento aprovechando el tiempo disponible entre semana:

1.- Dos días por ejemplo lunes y miércoles con una sesión de fuerza en gimnasio seguido de trote suave, de 20 a 30 minutos.

2.- Martes y jueves específico de escalada y búlder.

3.- Viernes, fartlek o series en pista o cuestas.

4.- Escalada el domingo o el sábado, y carrera o marcha larga el otro día.

Es un programa con bastante éxito y muy flexible: si se acerca una carrera, basta con prolongar el tiempo de carrera continua y añadir unas cuestas en lugar de o antes de una de las sesiones de escalada.

Si hay un viaje de escalada en el horizonte cercano, lo mejor es seguirlo tal y como está, con la conciencia de que cualquier entrenamiento aeróbico es enemigo de la ganancia de fuerza y por tanto de la mejora en escalada. Pero tampoco vamos a por bloques o vías en el límite de lo posible ¿no?

Y de hecho, un buen número de escaladores, como Sasha de Giulian o Jonathan Siegrist incorporan a su entrenamiento correr en los días de descanso. Y dicen que les ayuda a escalar mejor. Probablemente no exista ninguna mejora física, ni en el control de peso sobre el que correr tiene un efecto mínimo

Pero la sensación de correr y de mantenerse en forma es revitalizante: uno se apropia del paisaje que, cuando escala suele contemplar desde casi el mismo punto. Puede que no hagan el equipo más compatible, escalar y correr, pero sin duda si el que mejor se complementa.

Juanan Nuevo | @JuananNuevo | Madrid
| 22/02/2016

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